Cómo organizar la vida cotidiana de un enfermo de Alzheimer
Autor: Dra. Mercè Piera - Revisado: 11 de Enero 2013
Es muy importante que la vida cotidiana del enfermo se convierta en rutina, es decir, que sus actividades se organicen siempre a la misma hora para que en las primeras fases de la enfermedad le ayuden a orientarse en el espacio y en el tiempo
Aseo personal
- Siga sus hábitos anteriores a la enfermedad para así crear una rutina - Tómese tiempo y no precipite el ritual de su higiene - Prepare la bañera antes de que el enfermo entre en el cuarto de baño - Evite llenar la bañera y controle la temperatura del agua. - Siga siempre los mismos pasos: vaya a buscarlo y llévelo al cuarto de baño; pídale que se quite la ropa o pijama de forma ordenada, dándole tiempo para ello. Pídale que se enjabone y después que se aclare. Ayude al enfermo a salir de la bañera para evitar que resbale. Dele una toalla y pídale que se seque. Vaya dándole su ropa. Ayude al enfermo a ponérsela si es necesario
- Vigile la aparición irritaciones en la piel. Haga que se limpie los dientes; si es necesario lávese delante de él para que le imite.
- Evite el secador eléctrico pues el ruido podría alterarle.
Cómo vestirle - Simplifique sus posibles elecciones o elija usted por el enfermo, pues que tener que decidir puede irritarle.
- Disponga las ropas en el orden en que deba ponérselas. Le ayudará diciéndole: "ponte la camisa", "ponte el pantalón", etc. dándole el tiempo necesario.
- Si la persona a su cargo comienza a manipular sus propias heces cuando se las hace encima, es un buen recurso el que le ponga al pijama una cremallera por detrás como única apertura; le resultará imposible llevar a cabo su cometido.
- Elimine las ropas difíciles de poner para no crearle problemas o irritarle: evite los botones y cámbielos por cremalleras o cierres velcro.
Alimentación
A medida que la enfermedad progresa, la hora de la comida se convierte en un problema. La disminución progresiva de la memoria también resulta un problema a la hora de comer. El enfermo olvida de que tiene que comer o de que ya ha comido. Tira los alimentos, rompe el plato,... Les sugerimos que:
- Disminuya los estímulos del entorno.
- Mantenga una atmósfera de calma y tranquilidad a la hora de comer: evite música estridente o programas ruidosos de televisión. Procure que la luz sea suave y no deslumbrante.
- Planifique semanalmente qué comerá cada día. Elija alimentos de los cuatro grupos básicos para conseguir una dieta equilibrada que puede incluir cada día:
PROTEÍNAS: Dos o tres raciones de carne, aves, pescado, queso, huevos, legumbres, guisantes, nueces.
CARBOHIDRATOS: Cuatro raciones de pan, cereales, patatas. Los panes integrales son los mejores.
LÁCTEOS: Dos o más raciones de leche o productos lácteos. FRUTAS Y VERDURAS: Cuatro o más raciones de verdura, tomates, cítricos. - Hágale comer siempre a la misma hora, en el mismo entorno. - Use mantel y vajilla de plástico, de colores distintos para que los diferencie bien. Trate de usar cuencos en lugar de platos o que estos tengan ventosa para que no pueda hacerlos volcar o tirarlos. |
- Reduzca el número de cubiertos al mínimo indispensable. Dele los adecuados sucesivamente, en función de la comida.
- Tenga en cuenta sus gustos anteriores en cuanto a comida.
- Si tiene problemas para tragar o masticar, pruebe a triturar o batir los alimentos. Si se atraganta y no puede ni hablar, toser o respirar, es preciso intervenir mediante la técnica de Heimlich o maniobra de tracción abdominal: pásele los dos brazos alrededor del cuerpo colocándose usted por detrás; coloque las manos sobre su vientre, justo debajo de las costillas y apriete fuerte y bruscamente. Puede pedir a su personal de enfermería correspondiente que le enseñe la técnica.
- Hágale beber porque el enfermo olvida que debe hacerlo. Si se trata de bebidas calientes, compruebe la temperatura. Recurra al agua, zumos o leche.
- Si ha olvidado que acaba de comer y quiere más, evitará una reacción desmesurada si tiene preparada una bandeja con galletas, chocolatinas, galletas saladas,...para que pueda satisfacer sus ganas de tomar algo.
Incontinencia urinaria
A lo largo del progreso de la enfermedad las dificultades para controlar sus esfínteres pueden tener lugar por varias posibles causas:
* Presencia de otras enfermedades concomitantes (infecciones urinarias, prostatitis, etc.)
* El retraso que les supone la ropa, difícil de quitar. * Ha olvidado dónde está el aseo. * No relaciona ganas de orinar con la acción de ir al baño. Si esto ocurre, llévelo al baño cada dos horas.
* No tiene la coordinación necesaria para sentarse en la taza del inodoro.
* Anda con demasiada lentitud y no puede llegar a tiempo al cuarto de baño. Para solucionar esto puede disponer de un orinal.
* Tiene dificultades para decir que tiene ganas de ir al baño. Intente saber de qué forma suele expresarlo y comuníqueselo a las otras personas que lo cuiden.
Pero... ¿qué hacer?
- Si se orina algunas veces en la cama por la noche, evite que beba durante las dos horas anteriores a la hora de ir a dormir. Coloque una funda impermeable sobre el colchón.
- Si la incontinencia se hace permanente, emplee pañales para adultos y/o empapadores para la cama.
- El tejido cutáneo es muy sensible a la orina y los excrementos y puede irritarse rápidamente si no se mantiene limpio y seco.
- Puede prevenirse el estreñimiento con una dieta rica en fibras, líquidos y sólidos. La falta de ejercicio también contribuye a ello: recuerde el valor terapéutico y preventivo de los paseos. Controle si el estreñimiento es un efecto secundario de algún medicamento. Evite, a ser posible, los laxantes; considere el empleo de suavizantes de excrementos o enemas.
El artículo sólo es informativo. Si tiene dudas al respecto, consulte a su médico. Tomado de la página de Facebook de Nina Romero
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