Capítulo Aragua

lunes, 12 de julio de 2010

La mucosidad, alerta roja

Otro problema importante de los enfermos de Alzheimer son las mucosidades. Un problema que muchas veces no se tiene en cuenta y a la que no se le da importancia, pero a muchos pacientes les puede provocar la muerte por asfixia.

Un enfermo en cama pierde fuerza para expulsar los mocos que le molestan en la garganta y éstos acaban por obstruir un pulmón provocando neumonía. Si se trata de una infección, un antibiótico se encargará de eliminarlos, pero en caso contrario hay que prepararse para el final.

¿Cómo retrasarlo? Pues he aquí las siguientes instrucciones.

Al paciente hay que darle mucha agua para que la mucosidad le baje y la elimine por vía fecal. Existen antibióticos que consiguen este efecto.

Otro sistema es poner al enfermo de costado y suministrarle masajes con la palma de la mano por toda la espalda, sobretodo donde está el pulmón infectado si se ha llegado a este extremo.

Si un pulmón se obstruye se coloca al paciente de costado, dejando abajo siempre el lado del pulmón con mucosidad porque pesa más y puede aplastar al que está sano si se coloca arriba.

Hay sistemas de expulsar mocos, como por ejemplo hacerle esnifar un neubolizador nasal y colcoar enseguida al enfermo de costado, porque eso provoca una reacción que expulsa la mucosidad aunque es algo arriesgado.

Es recomendable ponerle Vicksvaporu en la espalda y en el pecho, también colocarle en su habitación un humificador que venden en las farmaciones y tienen bajo coste.

Todo eso sirve para despejar la nariz y garganta.

Si esta contrariedad se hace demasiado frecuente ya hay que prepararse para lo peor. En caso contrario calma total. Un enfermo de Alzheimer tiene un problema, jamás puede explicarnos qué le duele ni qué le molesta, lo tenemos que adivinar. Así que debemos fiarnos siempre de la intuición. Un buen cuidador conoce a su enfermo como la palma de la mano y sabrá siempre descifrar sus expresiones.

Si se llega al final, serenidad total. La muerte es siempre triste y desgarradora, sobretodo cuando es un ser querido quien realiza el último viaje pero un enfermo de Alzheimer ¿qué pierde? su enfermedad.

Si el lector es creyente puede dormir tranquilo porque nuestro enfermo estará en el Paraíso, al haber tenido su purgatorio aquí en laTierra, Si empero el lector es materialista y cree que nos vamos a la nada, en la nada tampoco se sufre. Un ciclo de la vida ha acabado y debernos alegrarnos de que éste haya tenido lugar porque mucha gente no ha tenido esta suerte, nada es más triste que morir sin haber vivido como esos niños de países subdesarrollados que jamás conocerán la edad adulta porque no tienen alimentos que llevarse a la boca.

Si un ser querido se va, otros vendrán para llenar nuestras vidas. De los que se fueron quedará un buen recuerdo. Honradles pues.

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